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Mostrando entradas de mayo, 2016

MARTILLO

Golpeaba la pared una y otra vez, una y otra vez. Cuando la mano le dolía del golpe continuo, cambiaba de mano, y seguía una y otra vez, una y otra vez. Se acostaba, dormía bajo la pared que golpeaba, despertaba, comía, y volvía a golpear. Las paredes, el suelo, el techo, eran lo único que conocía, nunca había estado fuera de esa habitación. Golpeaba la pared, pero no por qué quisiera hacer una ventana, no sabía qué era una ventana. Tampoco había visto nunca una puerta, ni se planteaba el misterio de la bombilla del techo. Alguna vez intentó alcanzarla, desentrañar su esencia, saltó incluso, para tocar aquella luz contra las blancas paredes. Pero estaba muy alta, y cejó en su empeño. Tampoco pensó nunca en el misterio de que la comida estuviera allí, cada vez que el despertaba. De niño, se dio cuenta que cuando dormía, al despertar, había comida, así que cuando tenía hambre, dormía. Siempre al despertar volvía a haber comida, así que la deducción era de lógica categórica, incl

LOS SUEÑOS Y EL MIEDO

Entonces sucedió, y se cumplió un sueño. Lo único que alcancé a ver entonces fue el miedo.