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Mostrando entradas de junio, 2016

MIS ESPÍRITUS O MI LOCURA

No empezó en cuanto me mudé a mi casa, si no un poco después. Ese es uno de los argumentos a favor de que lo que pasa es que estoy loca. Ya llevaba un par de años viviendo aquí, recluida, la primera vez que durmiendo la siesta los vi. Son un niño y una niña. Tienen el pelo rubio y rizado, los ojos negros, negros. Los dos me han mirado alguna vez directamente para sonreírme. Nunca están tristes, aunque a veces se enfadan uno con el otro. Son absolutamente encantadores. Este es otro de los motivos por los que creo que les produce mi locura ¿Qué clase de fantasma serían unos niños que sólo causan alegría a quien los ve? Alguna vez he hablado a alguien de los niños con los que vivo. Unos me dicen que debería visitar a un psiquiatra, por si estoy loca. Otros me dicen que debo llamar a un vidente. Ni una cosa ni otra. Si son producto de mi locura, lloraré amargamente que la cordura, pudiera costarme que desaparecieran. Si son espíritus no podré soportar saber que esas bellas presencias, t

MIEDO

Entonces sentí miedo, y supe, por eso, que estaba haciendo lo correcto.

EL TIEMPO

Si a ella se la podía clasificar como traidora a la patria, a él se le podía clasificar como traidor a ella. Aparentemente, o eso quería pensar, aquello le dejaba a él como fiel a la patria. La conocía desde hacía décadas cuando llegó al castillo, en cuya torre ella era custodiada. - La dimos a elegir entre una muerte rápida - dijo el carcelero - o morir de hambre y sed en la torre. - Eso no tiene sentido, - dijo él, no dando crédito al carcelero que tan seguro de sí mismo hablaba - ella nunca hubiera elegido la muerte más lenta. Él lo sabía. Tuvo que plantearse un momento, sólo un breve instante, si le indignaba que el carcelero le mintiera así, o no. A fin de cuentas, ellos ya no eran amigos, ya no eran compañeros. No le dio tiempo a tomar una decisión. En ese momento las tropas traidoras, las tropas del bando de ella, tomaban el castillo. Él nunca llegó a entender por qué ella eligió la muerte lenta. El carcelero, cuando la vio salir victoriosa con sus secuaces, sí.

EL COMBUSTIBLE DE LOS ESCLAVOS

El tratante de esclavos, se estaba tomando muy enserio aquellas negociaciones. Eran tres en la mesa. El dueño de la fábrica, uno que no quería que tuviera esclavos, y él. Tragó saliva. El ambiente era tenso y el calor agobiante estaba haciendo transpirar cada poro de su cuerpo. Se hubiera querido aflojar la corbata, pero no lo hizo, hubiera dejado claro a su rival que estaba pisando por un terreno en el que no se sentía muy seguro. - Por último - decía el que no quería que en la fábrica se utilizaran esclavos - me gustaría que considerara que los robots, que yo le ofrezco, no se sublevan nunca. Es la mejor opción de todas. El tratante de esclavos tragó saliva, y se preparó para su alegato final. Se veía a él mismo trabajando de esclavo, le iba realmente mal, sin embargo, si aquél negocio de los robots seguía tan bien, no tendría sentido, pues todos serían sustituidos por máquinas. Cogió una manzana del centro de la mesa y la mordió. - Tengo algo que añadir a mi argumento anterior,

SUELDOS

Andrés abrazó a su prima Laura antes de sentarse a la mesa con ella. No le gustaba la situación, la comida de Adela era buena, era la comida de su infancia, pero sabía que no estaba allí por gusto. Estaba por pobre. Mientras la abuela acababa de llenar la jarra de agua, él preguntó como siempre. - ¿Qué tal el trabajo? Los ojos de Laura casi se llenaron de lágrimas: "mal, muy mal, horrible" A Andrés nunca le habían hecho cosas como las que le hacían a Laura, a lo sumo le habían despedido una vez injustamente, por culpa de un compañero que malmetió contra él. No pudo evitar sonreír un momento, quizá faltando con este gesto la angustia de explotada de su prima. Se le escapaba aquella mueca pues recordaba el relato de una chica que había conocido una vez bebiendo cañas. Había sido poco tiempo después de cortar con su novia. Esa noche, se encontró sólo con un amigo... esa no era la definición exacta. Estaba sólo con el único miembro de su grupo de amigos que había querido qued

DESAPARECIDOS

I Desde que se había inaugurado la exposición del genial pintor. Maestro de los retratos de grupos y multitudes, decenas de personas habían desaparecido. Todas ellas fueron vistas por última vez en la taquilla del museo. II El vigilante nocturno parpadeo un momento "debo estar volviéndome loco" pensó, le parecía que cada vez había más gente en los cuadros.