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Mostrando entradas de julio, 2016

OTRO CUENTO MÁS

La escritora se afanó sobre el texto, lo escribió con delicadeza, despacio, y lo repaso con ahínco, casi deseando encontrar cada uno de los errores que fue corrigiendo. Llevaba ya meses, volcada, para que en su blog no faltara un relato semanal. - Nunca estuviste tanto tiempo tan entregada - le confesó uno de sus seguidores. Una persona a la que no sabía si conocía o no. Otro escritor novel que halló en el infinito mundo de internet. Le generaba una inquietud toda esa gente a la que nunca había visto, pero con la que había hablado, siempre sospechaba, si, al igual que ella, no eran reales. - Es que hay un cuento que no me gusta, lo publiqué en enero. Así que escribo sin parar para que quede lo más abajo posible, y así sea cada vez menos visible. Un blog, para quien no lo sepa, es totalmente libre. Pegas, despegas, quitas y pones entradas. - Descuélgalo entonces, si no te gusta. - Dijo el otro escritor, pensando, que un escritor en sus inicios, ni nunca, se puede permitir un mal pa

EL ESCRITOR

Él primero tenía la idea. Luego, paciente, entraba en internet, buscaba en los buscadores. Le aparecía alguien que había escrito algo parecido, algo igual. Lo dejaba. Así, llevaba años escuchando a las Musas, y desechando, paciente, todo sobre lo que ya se había escrito, hablado, filmado una película, hecho circular una leyenda. Aún, a día de hoy, no ha escrito nada.

LACTANCIA

Cuando estaba embarazada, o en algún momento de su vida, la arrancaron el pecho. Así, cada vez que veía como su vientre crecía y crecía sabía que su hijo estaba condenado a morir de hambre poco tiempo después de nacer. Ella, desesperaba frente a la idea, golpeaba cosas, lloraba, e intentaba dentro de sí dar algún significado a lo que sucedía, dejar de sufrir. Sin embargo, sucedió la inenarrable, lo horrible, lo que no debió suceder, y el niño nació. Nació con increíble facilidad. Desechando cualquier relato de dolor y angustia. No iba a ser capaz de imaginar su vida sin él. Pero no fue eso lo que acabó con ella. Le era insoportable oírle llorar de hambre. Así que a pesar de saber que no le serviría para nada, abrió sus venas. Sabiendo que de sangre no se puede alimentar a un recién nacido. Le abrazó fuerte, el niño rechazaba lo que la madre le ofrecía gritando. El hambre debe ser horrible cuando uno es un recién nacido. Entonces ella lloró con él. Y abriendo más la herida, encen